– El montaje, versión de Álvaro Tato y dirigido por Helena Pimenta, estará en cartel hasta el 23 de abril
El Institut Valencià de Cultura estrena este jueves ‘El perro del hortelano’, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en el Teatro Principal de València, donde se representará hasta el 23 de abril.
A la presentación del espectáculo, que se ha realizado han asistido el director adjunto de Artes Escénicas del IVC, Roberto García; la directora de la compañía, Helena Pimenta; y los protagonistas de la obra Rafa Castejón, Joaquín Notario y Marta Poveda, acompañados de todos los intérpretes de la compañía.
Escrita por Lope de Vega entre 1613 y 1615, esta obra bebe tanto de la comedia palatina como de la comedia urbana. Se trata de una comedia única, con gran personalidad, que destaca por la construcción de los personajes, por la belleza de sus parlamentos, así como por la originalidad de su estructura que narra una historia aparentemente sencilla, la de una mujer, Diana, condesa de Belflor, que se enamora de un hombre humilde, su secretario Teodoro.
“Hermosa, tierna, divertida, oscura, luminosa, vibrante, bruta, triste, alegre, aristocrática y popular – afirma su directora-, esta comedia nos atrapa desde el primer momento cuando vemos a esa mujer, Diana, luchando torpemente por salir de la cárcel de oro en la que ha sido encerrada”.
El honor, la ilusión, la osadía, la ambición de ambos y el desengaño recorren su camino hasta el desenlace. Sobre el escenario, 14 intérpretes dan vida a Diana, Teodoro, Tristán y el resto de personajes de esta comedia: Rafa Castejón, Joaquín Notario, Marta Poveda, Álvaro de Juan, Óscar Zafra, Nuria Gallardo, Paula Iwasaki, Alba Enríquez, Natalia Huarte, Paco Rojas, Egoitz Sánchez, Pedro Almagro, Alfredo Noval, Alberto Ferrero, Fernando Conde. Les acompaña la música en off del piano de Olesya Tutova.
Lope obra el prodigio de componer una comedia labrada meticulosa y profundamente, mediante unos recursos espacio-temporales, de lenguaje y versificación, de contexto y de procedimientos serios, cómicos y fantásticos que la hacen navegar, unas veces, con enorme brío, otras con la calma y el lirismo de sentir, dudar, temer atravesando los rincones más ocultos y humanos de la experiencia de la educación sentimental. El aprendizaje del amor se realiza en esta pieza con un obstáculo que se convierte en su significante: la diferencia de clases.
La versión, según su autor Álvaro Tato, pretende ser fiel a Lope, a la comedia y al teatro como arte del presente: “Todos los cambios, injertos y supresiones pretenden salvar los obstáculos del paso del tiempo sobre el idioma, para que el espectador pueda comprender cada verso sin perder el aroma de época y disfrutar a fondo de este divertidísimo viaje al laberinto de nuestros propios deseos”.