Esta exposición se aproxima a Bombas Gens a través de una serie de imágenes, objetos y testimonios recogidos en una pieza audiovisual realizada para la ocasión que muestra la arquitectura, el ámbito de trabajo en el interior de la fábrica y el contexto urbano. Pretende capturar el reflejo de la miríada de vivencias acaecidas a lo largo de los años alrededor de un edificio emblemático. Muestra también el proceso de rehabilitación que ha seguido hasta convertirse en sede de la Fundació Per Amor a l’Art: una organización dedicada a la ayuda social, la investigación de enfermedades raras —especialmente la enfermedad de Wilson— y al arte, proceso durante el cual se han descubierto una bodega del siglo XV y un refugio de la Guerra Civil. La exposición incluye un encargo específico al fotógrafo Manolo Laguillo, especialista en la documentación de espacios urbanos en transformación. Por su parte, el equipo creativo con base en Londres El Último Grito, ha recubierto la nave expositiva con un vinilo monomérico.
Hemos escogido el nombre de Historias porque así es como sentimos las innumerables experiencias y pervivencias, personales y materiales, que han llegado hasta nosotros. No se trata, pues, de exponer la historia del edificio de una manera clásica, sino de componer una visión caleidoscópica de las diversas proyecciones que la fábrica ha generado a lo largo del tiempo. En sus inicios la antigua fábrica de Bombas Gens —ahora emplazada en plena ciudad e inmersa en el popular barrio de Marxalenes rodeada de viviendas, avenidas y calles—, era una edificación aislada, prácticamente solitaria en un paisaje que parecía no estar hecho para ella. Y es que antes de ser parte de la ciudad, la fábrica se hallaba en plena huerta entre parcelas de cultivo, acequias, viejos caminos y casas de labradores. De hecho, Bombas Gens, junto a otras fábricas emblemáticas de las inmediaciones como La Papelera Levantina de Monllor, Crespo y Cía. o La Ceramo, ejercieron de polo de atracción de futuras fábricas y viviendas. Del mismo modo, contribuyeron a transformar este paisaje, antaño rural, a regenerar las calles como la actual Avenida de Burjassot (Antigua Adolfo Beltrán) creada a partir de 1855, y a trazar el recorrido del tranvía de Burjasot y Godella.
Así, a partir del año 1929, se marca el espacio destinado a la construcción de la fábrica de Bombas Gens, tal y como se ve en el Plano del Término Municipal de Valencia de 1929. En el año 1930, Carlos Gens Minguet, empresario valenciano, encargó al arquitecto Cayetano Borso di Carminati la construcción de la fábrica para acoger las nuevas instalaciones de su empresa cuyos orígenes se vinculan a la Calle Sagunto. El complejo fabril se destinó a la fabricación de bombas hidráulicas para riego, actividad muy demandada en aquella época.
Bombas Gens fue diseñada como un bloque de cuatro naves adosadas, precedido por una nave transversal, en la que ahora nos encontramos, y una vivienda destinada a alojar en su interior a los responsables del funcionamiento de la fábrica que, en su día, tuvo un huerto que llegaba hasta la calle Dr. Machí. Desde entonces, la fábrica acogió en su interior la frenética actividad de los obreros que fundían miles de piezas en cientos de moldes para, después, montarlas dando forma final a la variada gama de bombas hidráulicas que ayudaban a regar las parcelas de nuestra huerta y de otras muchas huertas lejanas. Estas bombas se expusieron en diversas ferias y catálogos buscando siempre aumentar el número de encargos y llevando el nombre de la fábrica a destinos como Madrid, Barcelona o las Islas Baleares.
La fábrica fue testigo de la vida cotidiana de los vecinos del barrio, de sus festejos y celebraciones y, mientras tanto, la producción continuó con diversos altibajos, como los de la Guerra Civil, hasta llegar a la década de 1980, cuando decayó de tal manera que ya no pudo recuperarse. Desde su cierre en 1991, la fábrica fue deteriorándose lentamente. Dejó de ser un referente de actividad productiva y comercial y pasó a convertirse en refugio de personas sin hogar, sufriendo un incendio en 2014, su año de mayor declive y a la vez, el punto de inflexión en su camino al ser adquirida para ser la sede de la Fundació Per Amor a l’Art y de Bombas Gens Centre d’Art.
Durante estos últimos años se ha rehabilitado el edificio y se ha comenzado una labor de investigación que continúa en proceso y que tiene como objetivo conocer mejor la historia de la fábrica, de su devenir en el tiempo y de su papel en el conjunto del tejido fabril de la Valencia contemporánea.