Esther Santillana -diplomada en Óptica y propietaria del Centro Óptico clínico Losan- es un ejemplo de constancia, talento y emprendimiento. ¿Por qué decidiste emprender tu Centro Óptico Losan?
Cuando acabé la carrera tuve la oportunidad de trabajar en diferentes ópticas. Ello me hizo constatar que, lo que yo quería era poder desarrollar mi profesión, dentro de las ciencias de la salud, al margen del estilo de gobernanza que me imponían mis jefes. En cuanto pude, emprendí este Centro Óptico clínico Losan que dirijo desde hace más de veinte años.
¿Cuál es la clave del éxito de tu carrera profesional?
El cuidado de la vista de mis pacientes a través del conocimiento de la profesión. Desde la cercanía, el amor a mi profesión y el seguimiento de todas las personas que me piden consulta en el centro.
También apuesta por la cultura y el patrimonio valenciano ¿Cómo surgió la iniciativa?
A través de los clubs de jubilados y con la plataforma ENCUVA, unimos sinergias y comenzamos por colaborar con otros foros. Así, surgieron conciertos benéficos de la Casa del Artista, galas de Play Radio y, finalmente creamos junto a Marc Insanally, director del Café de las Horas, este premio “Valencia, Ciudad del Grial Reconocimiento artístico. #Verysentirlacultura”.
Sin duda, eres una mujer emprendedora, pero también participas en acciones humanitarias. ¿Podrías hablarnos de tu faceta humanitaria?
Creo en un mundo humanista, un mundo solidario y creativo. Colaboro directamente con entidades y asociaciones que velan por el cuidado de los niños que son nuestro futuro, como el Colegio Imperial Niños Huérfanos San Vicente Ferrer. También colaboramos con el Servicio Jesuita a Migrantes-España en Valencia y con el Equipo Tronquet 71 – Portal de la Marina. Es responsabilidad de todos hacer un mundo más amable y menos egoísta.
¿Como mujer empresaria qué recomiendas a los jóvenes mujeres emprendedoras?
Constancia, valor y búsqueda de la independencia. Los aliados son también importantes, pero como mujer emprendedora has de saber muy bien el objetivo, identificarlo e ir a por él. Los frutos que mejor se aprecian y te hacen mejor persona son los cosechados desde la cultura del esfuerzo.